miércoles, 17 de marzo de 2010

Terremotos. Una teoria curiosa .


Sentados en la amplia sala de estar de su casa de El Paso, en la isla de La Palma, el físico Guillermo Rodríguez apura al máximo sus palabras ante nuestra grabadora, mientras se hace patente el escepticismo que completaba nuestro equipaje. La amalgama de datos y reseñas de Rodríguez va cobrando sentido a medida que transcurre nuestra conversación, una charla distendida y con grandes dosis de humor que suaviza algunas de sus aseveraciones en aquella soleada tarde del pasado 15 de agosto de 1999.

“Llevo una semana esperando un terremoto muy fuerte, muy fuerte, en el Mediterráneo Este. Se está reproduciendo el ciclo de 1906, año en el que Chile sufrió un gran terremoto. También se reproduce 1980 y el terremoto de octubre de ese año que mató a más de 10.000 personas. Lo espero de un momento a otro, para mediados de agosto; está a punto, una hora más o una menos. Estoy poniendo un telegrama tras otro para tenerlo cogido cuando ocurra, pero no me explico porque no ha ocurrido”.

El destino nos demostraría que no se trataba tan sólo de una afirmación impulsiva. A la mañana siguiente, los informativos nos sacudían con la escalofriante noticia del terremoto que asoló Turquía. La duda estaba sembrada.

LAS NUBES DE KORDILEWISKY

Desde hace varios años usted defiende la hipótesis de una relación entre los terremotos y volcanes que se producen en la Tierra y cierta influencia astronómica. ¿Podría explicar la base de su teoría?


La base surge en 1968 cuando estudiaba astrofísica en la Universidad de Burdeos, en Francia. Allí supe de la existencia de las nubes del polvo de Kordilewisky, que vendrían a ser como una especie de cometas que estarían situados más o menos en la órbita de la Luna. Una nube estaría entre la Luna y la Tierra, donde las atracciones de ambas son iguales, y otra estaría detrás de la Luna. Habría varias más; una a 180º de la Luna y las dos restantes a 60º antes y después de nuestro satélite.

La radiación del sol, su viento solar, empuja las partículas de polvo de éstas nubes y las hace caer sobre ciertos lugares de la Tierra, provocando estos fenómenos, que se ven influidos también por los ciclos lunares al compartir prácticamente la misma órbita”.

En 1961 el astrónomo A. Kordilewisky afirmó detectar e incluso fotografiar desde el Observatorio de Cracovia dos objetos de aspecto nebuloso en la órbita de la Luna, el primero a 60º de distancia angular y el otro detrás, a la misma distancia. En su momento suscitó un intenso debate científico sobre su existencia real, que siempre estuvo bajo sospecha al no poder repetirse los resultados y no producirse nuevas detecciones. A pesar de conocer esas dudas razonables, Rodríguez fundamenta su teoría predictiva en la existencia de dichas nubes.

¿Pero cual es el proceso que hace que ese hipotético polvo afecte a la geología de nuestro planeta?

--“Estas partículas de polvo interplanetario deber contener cierta radiactividad y no estar ionizadas, de tal manera que no son desviadas por el campo magnético terrestre como ocurre con el viento solar. Su efecto podría estar en la ionización del aire de la atmósfera, provocando efectos tan variados como borrascas y fenómenos meteorológicos de mayor envergadura, accidentes aéreos al afectar a los pilotos, o terremotos, en este caso al chocar en oleadas contra la corteza terrestre, a través de un fenómeno de resonancia. En cuanto a los volcanes podría actuar alguna partícula especial que desencadenara las erupciones y hablando ya de otros efectos, su entrada en la Tierra podría alterar las moléculas del aire y provocar comportamientos agresivos en las personas, que conducirían a guerras civiles, matanzas, crímenes, etc.”

Durante más de treinta años Guillermo Rodríguez ha intentado hacerse escuchar en muchos foros, buscando los medios necesarios que le permitieran verificar su teoría. Verificar la existencia de las nubes de Kordilewisky, así como la de aquellas reacciones y compuestos que éstas generasen, es un sueño al que nuestro entrevistado no renuncia. “Necesitamos saber donde están las nubes y cual es su ciclo. Con ello podríamos incluso evitar catástrofes. Actuando sobre ellas, dispersándolas, anularíamos un terremoto o un volcán, o lo haríamos surgir donde quisiéramos”.

Armado con miles de estadísticas, éste palmero afincado en Madrid ha presentado su trabajo en todo tipo de foros, desde congresos de la Nasa en EE.UU, a encuentros geofísicos europeos, pasando incluso por eventos paracientíficos. A pesar de los fallos en bastantes de sus predicciones, ocasionadas según sus palabras por la veloz rotación de la Tierra que varía la zona en la que caen las nubes de polvo, en su palmaré de aciertos asegura que se encuentran los terremotos de Argelia de 1980, el de México de 1985, que ocasionó más de 30.000 víctimas, y el de Kobe y Los Ángeles, así como la Guerra de los Balcanes, las inundaciones de Valencia y Bilbao e incluso acontecimientos tan dispares como la muerte de Diana de Gales o el Gordo de la Lotería de Navidad.



Para este último tipo de predicciones Guillermo Rodríguez se vale también de los ciclos lunares de 18,6 años, sobre la base de los cuales asegura que el mismo tipo de acontecimiento se reproduce siguiendo dicha periodicidad. De esta manera, en 1999 estaríamos viviendo una reproducción de los acontecimientos de 1980-81, aunque también habría que tener en cuenta la multiplicación de dichos ciclos y el cruce entre varios para dar con las claves predictivas de un año. ”Por todo ello intento afinar al máximo, dando incluso la hora exacta”, puntualiza.

Basándose en sus ciclos, prevé graves acontecimientos para dentro de dos años en los Balcanes, y la primera guerra civil de la Comunidad Económica Europea para el año 2013. Un volcán para Canarias antes de que acabe el año y una explosión nuclear el próximo año en Asia son varios pronósticos más de una lista que cada lector puede confeccionar por sí mismo. Aunque en el fondo es algo más complejo, tan sólo basta según Rodríguez, con retroceder series de 18,6 años a partir de la fecha sobre la que queremos pronosticar y buscar hechos de envergadura, que según su hipótesis se reproducirán puntualmente.

Durante los últimos dos meses la tierra ha temblado contundentemente por todo el planeta. La amalgama de datos de Rodríguez, la mezcla de demasiados elementos especulativos, junto a sus innumerables y aparentes errores predictivos, han impedido que nuevas mentes se interesen por su trabajo. Quizá sea necesario volver a prestarle más atención.

José Gregorio González

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Podría pensarse que sois unos trastornados, y es posible. Pero además sois unos manipuladores, mentirosos. HAS TENIDO LA CARADURA DE COGER UN ARTÍCULO DEL AÑO 1998 DE UNA REVISTA, Y PONERLO AQUÍ COMO NOTICIA DEL 2010, ¡MÁS DE UNA DÉCADA DESPUÉS! TODO VALE, ¿NO? Con tal de alimentar de basura las mentes que pierden su tiempo leyendo esto.

Dejen de perder el tiempo leyendo esta basura, este blog es el de un manipulador.

geminizlover dijo...

Estimado anomimo ...no veo por ningun lado donde se afirma que es una noticia del 2010, asi como tampoco veo por ningun lado; que la teoria expuesta hace una decada no tenga validez ahora....y no creo que a este blog ingresen lectores para alimentarse de basura como usted irrespetuosamente afirma; cada lector juzga segun su marco de referencias la veracidad o falcedad de un articulo no sin antes darse la oportunidad de analizarlo con una mentalidad mas abierta que la suya.